Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa
Hoy es la fiesta de la Virgen de la Medalla Milagrosa. Compartimos aquí una reseña que nos hizo llegar Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe.
La Medalla Milagrosa es un sacramental inspirado en la aparición mariana a Santa Catalina Laboure en París en 1830. En la noche del 18 de julio, Sor Catalina de la Caridad se despertó y escuchó a un niño pequeño decirle: "La Santísima Virgen te espera".
Ella lo siguió y descubrió a la madre del Señor en la capilla. “Hija mía el Buen Dios quiere confiarte una misión”,-dijo María a Catalina en su aparición-: “Acuña esta Medalla como signo de protección para que cuantos la lleven obtengan bendición”.
Tras las apariciones de la Virgen, Catalina trasmitió la Medalla al mundo. Esta medalla se llama comúnmente "milagrosa", ya que en efecto, ha obrado innumerables conversiones. La Medalla ilustra la fuerza de la Madre de Jesús y el amor que nos tiene. La aparición de la Virgen del 27 de noviembre de 1830 (la Medalla Milagrosa) en París, a santa Catalina Labouré, y la aparición del 25 de marzo de 1858 en Lourdes, a Bernadette Soubirous, se convirtieron en los dos polos luminosos del pensamiento mariano de San Maximiliano Kolbe, y así, la Medalla Milagrosa se constituyó en “el distintivo” del Movimiento de la Milicia de la Inmaculada, y el Padre Kolbe mismo llegó a ser uno de sus más grandes propagadores: “Esta es verdaderamente nuestra arma celestial”, decía el Padre Kolbe, describiendo la medalla como “una bala con la que un soldado fiel golpea al enemigo, es decir, al mal, y así rescata las almas”. “La Inmaculada se complace en hacer descender continuamente numerosísimas gracias sobre aquellos que la llevan al cuello con devoción”. (EK 1226).
Como comúnmente llevamos una medalla cerca de nuestro corazón, en esta Fiesta queremos dejarnos llevar por María cerca de su corazón, “…en tus manos maternales dejo todos mis intereses espirituales y temporales. Envuélveme en los rayos de tus gracias y llevame ante tu hijo Jesús”. ¡Cuánta necesidad tenemos todos y cada uno de confiar los más íntimos deseos de nuestro corazón a la Virgen!
Por eso le decimos en nombre de la humanidad necesitada: “Intercede por nosotros que recurrimos a Ti y a aquellos que queremos, líbralos de todo mal. No te olvides de otros hijos que aún están en las tinieblas por ellos y por el mundo recibe nuestra oración. María, es tu medalla escudo fuerte, nido de amor, concede a quien la lleve llegar al cielo, junto a Dios”. (A.D.15/6/ 2020).
Angélica Diez, Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.
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