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AGENDA 2030 Y EMPRESAS

La Agenda 2030: cómo y porqué las empresas pueden incluirla en sus estratégias

La actual agenda internacional para la promoción del desarrollo sostenible, la Agenda 2030, trae un elemento significativo que sitúa el sector privado como pilar fundamental para la transformación económica, social y ambiental.

Al alinear las estrategias de la empresa a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) las organizaciones toman un lugar de relevancia en los debates actuales, posicionándose en relación con los desafíos globales y construyendo ventajas competitivas en el mercado. 

En la práctica los ODS son una referencia mundial para forjar, impulsar, comunicar y reportar sobre objetivos y actividades que resulten en minimizar los impactos negativos y maximizar los impactos positivos. Así, por la capacidad de creatividad e innovación, por el amplio conocimiento en tecnologías y procesos, por la capilaridad de acción e inversión para resolver problemas, al integrar los ODS en sus estrategias las empresas impulsan un cambio que puede generar un efecto de desbordamiento de beneficios.   

Según datos de la Comisión de Negocios y Desarrollo Sostenible, BSDC de su sigla en inglés, en el informe “Better Business, Better World” las empresas sostenibles pueden crear oportunidades en un valor de 12 billones de dólares y crear 300 millones de nuevos empleos hasta 2030. De este modo, el mercado reconoce positivamente a las empresas que además de sus motivaciones económicas rigen sus actuaciones en fines socioambientales genuinos y en este contexto es determinante el establecimiento de las relaciones con todos los stakeholders – los accionistas o inversores, las y los trabajadores, los clientes, los proveedores, la comunidad local – para el proceso de cooperación. 

¿Cómo incluir la sostenibilidad?
Así como la perspectiva económica, los panoramas social y ambiental empezaron a ser enfoque de las empresas, destacando el trípode de la sostenibilidad donde se integraron los pilares económico, que busca la creación de empresas financieramente viables y que son atractivas para los inversores; ambiental, donde hay interacción de procesos con el ambiente actuando sin provocar daños permanentes; y, social, que denota la preocupación por el establecimiento de acciones justas para las y los trabajadores, los socios y la sociedad.

Considerando este escenario se pueden destacar algunos principios para implementar procesos sostenibles, como: La horizontalidad, que aborda que la sostenibilidad debe ser transversal a todas las áreas de la empresa; La verticalidad, que señala que es necesario que esta visión involucre la presidencia, las y los directores y también a las y los empleados transformando así la cultura de la empresa; La institucionalidad, que tiene relación con pensar la política de sostenibilidad para incorporar en la planificación de la empresa; La gobernanza, que trata sobre cómo se realizará la gestión del tema en la empresa; El compromiso de las partes, que busca la participación y consulta de los diferentes stakeholders para establecer un plan de acción anual; La cadena de valor, lo que muestra que la sostenibilidad no debe ser solamente basada en la realidad de la empresa sino en toda la cadena productiva.

Para el proceso de inserción se recomienda alinear los objetivos internos de la organización a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, lo que puede proceder por medio del mapeo de los impactos de los ODS en toda la cadena de producción del negocio y este paso a paso en la internalización de metas será responsable por el estímulo de la escalada de resultados de lo que podemos designar como las buenas prácticas que alcanzarán todas las partes involucradas. 

¿Por qué incluir la sostenibilidad?
Se puede decir que tener una visión por la sostenibilidad como estrategia empresarial permite convertir la pura ganancia en una “ganancia sostenible”, creando así una relación ética y transparente; presentando prácticas donde la reputación del negocio deja de ser un concepto unilateral difundido solo por la empresa, por el contrario, em esta perspectiva la opinión de todas las partes formará y fortalecerá la credibilidad de la organización; estableciendo una forma de soft power con inversores y clientes, ya que ellos miran con buenos ojos la conducta responsable, pudiendo ampliar medios y condiciones de acceso a capital que genere un entorno más favorable para el crecimiento del negocio y una imagen positiva duradera, o sea, en resumen es pensar en la perennidad de la empresa. 

Como vivimos en un mundo hiperconectado y en particular cuando nos referimos a temas globales – cambio climático, conflictos Internacionales, amenazas a la salud pública mundial, crisis económica y comercial, entre otros – la adopción de los ODS por parte de las empresas puede colaborar para el desarrollo de tomas de decisiones estratégicas y de liderazgos capaces de adaptarse más rápida y fácilmente para hacer frente a estos desafíos puesto que el equipo conocerá sobre gobernanza global. 

Además, cuando las empresas demuestran que contribuyen para la agenda de desarrollo sostenible, también se abre una ventana de oportunidades para la inversión en un ambiente exitoso para los negocios, para la identificación de futuras demandas, para el fortalecimiento de relaciones mutuamente beneficiosas entre las partes interesadas local, regional, nacional y internacionalmente de las que depende su negocio para prosperar. 

Es necesario registrar y evidenciar que el interés del sector privado en la Agenda 2030 es también un reflejo del sector financiero pues al tomar en cuenta estos factores, los inversores demuestran preocupación por los riesgos y la comprensión de oportunidades de negocios y activos en los cuales están haciendo aportes, especialmente, en ocasiones de deceleración económica.  

La Agenda 2030: propósito, creación de valor, oportunidades y prosperidad
Al mismo tiempo en que estamos viendo un fuerte sentido de propósito por los temas socioambientales como parte de la agenda corporativa y al menos algunas carteras de inversores demuestran esa prospección al considerar el desarrollo sostenible integrado a su agenda de compromisos, igualmente hay una inclinación a la visión de que las empresas que no se adecuaren, no piensen en la responsabilidad y no observan los desafíos reales por lo que pasa la sociedad para así entregar resultados alineados con sus anhelos ellas pueden, incluso, dejar de tener sentido. Así que, al fin y al cabo, en este sentido, la sostenibilidad deja de ser un concepto y pasa a permear los negocios, generando más seguridad, aumento de ingresos y mayor creación de valor. 

¡Por eso, desde la Red Internacional de Promotores ODS, les invitamos a hacer parte de la solución y de una nueva generación de líderes globales!

Por Vanessa Santos – Secretaria General Adjunta de la Red Internacional de Promotores ODS

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