OPINIÓN

Subdesarrollo rural

El ridículo tercer robo de un  transformador en pocos días en el mismo lugar, debería servir como disparador para comenzar a pensar que el desarrollo rural requiere de estrategias y acuerdos colectivos para que no sea un simple enunciado sino una realidad.

Pertenecemos a un partido, el Partido de Bolívar, que es uno de los más ricos del planeta. Más de 500.000 hectáreas productivas, con productores agropecuarios invirtiendo y generando actividad pero con límites fuertes para crecer, diversificar y producir cada vez más.

Vivimos en un mundo en el que la demanda de alimentos es ilimitada, con una población que crece en progresión geométrica, por lo que no solo tenemos la oportunidad de producir más para vender más, sino también la casi obligación de hacerlo para generar más recursos, trabajo, valor y dar  respuesta a las necesidades.

Nadie duda que el principal motor del crecimiento en el Partido de Bolívar es el campo. No es la única actividad, pero claramente la principal. Hay suficientes razones para entender que será necesario desarrollar  estrategias colectivas, con mecanismos de participación reales que posibiliten tomar a los problemas  y las oportunidades como problemas y oportunidades de todos, y no transformarnos en espectadores y comentaristas de los problemas.

Al complejo entorno macroeconómico por el que atraviesa nuestro país, con controles, regulaciones y presión tributaria insoportables para muchos, se suma los problemas locales en el ámbito rural, como los reiterados robos, el estado de los caminos, la falta  de conectividad, la población rural con cada  vez menos estímulos para quedarse allí, son algunos de los problemas que podemos mencionar y que aparecen a priori como ejemplos significativos que algo habrá que hacer para empezar a resolverlos antes que sea demasiado tarde.

El concepto de “urbanizar la ruralidad”, a partir de estrategias colectivas, participativas, por  sectores, con los Estados que no se pongan por encima de quienes trabajan sino a la par para acompañar y facilitar, sería tal vez un punto de partida para empezar a trabajar en algo que seguramente llevará tiempo pero que significará comenzar a andar el camino del desarrollo.

Si ese proceso se da, seguramente dejaremos de hablar de subdesarrollo, para comenzar a transitar un camino de bienestar cuya inexistencia en este país es inexplicable.

BolivarHoy