El Hospital Capredoni de Bolívar en su peor momento
Compartimos un análisis sobre la actualidad del Hospital “Miguel Capredoni” que nos hizo llegar el periodista Oscar Bissio.

En una conversación con la prensa la médica Delfina Gorosito, declaró que los vecinos de Bolívar hacen un “uso desmedido” de la Guardia del Hospital Capredoni, servicio del cual ella es la jefa.
A su lado, la secretaria de Salud del gobierno municipal Cecilia Luna expresó su acuerdo con estas declaraciones.
Es preocupante que la médica y a su vez funcionaria no advierta la imprudencia de sus dichos.
Nadie va a la Guardia del hospital porque le gusta o para entretenerse. Simplemente va porque presenta una patología, o sospecha que está enfermo y llega buscando una cura en un estado de flaqueza y fragilidad.
Es verdad que la Guardia del hospital no funciona tal como debería hacerlo, pero lejos están los vecinos de ser los responsables.
Las declaraciones de la médica recuerdan los tiempos de pandemia en los que la entonces secretaria de Salud Mary Jofré retaba y pretendía disciplinar sistemáticamente a la población en lugar de acompañarla y contenerla en medio de y ante tamaña tragedia.
El problema se agrava y la impunidad de estas afirmaciones cobran aún más volumen cuando se refuerzan al decir que el hospital es el único efector de salud. Qué tendrá que ver el vecino!!!
Si efectivamente es el único efector de salud es culpa de la inacción de los gobiernos municipales que sucedieron a Félix Bereciartúa con su histórico logro de construirlo. Después no hubo siquiera una memoria descriptiva como para agrandarlo, encarar un segundo hospital o bien estimular la radicación de clínicas privadas como muchos prefieren.
El vecino no es culpable de nada. Es un rehén dentro de este sistema que está colapsado precisamente porque la demanda supera a la oferta. Esa oferta eclipsada por aquella inacción y por la actitud corporativa de los organismos que nuclean a los profesionales de la salud.
Y parte del eclipse se vincula a los magros salarios de todo el personal hospitalario, la falta de infraestructura ya vieja para los tiempos que llegaron con nuevas realidades, la falta de instrumental quirúrgico y demás.
Como el pavimento pero obviamente más grave. Si cada intendente hubiese avanzado algo hoy no habría cuello de botella.
Pero no fue así. El Hospital Capredoni hace rato que no alcanza para todos. Entonces colapsa como un río al desbordarse.
Es el mismo ente que hacia 1992 atendió 50 mil pacientes entre internación; guardia y ambulatorios y con tres clínicas (San Cayetano; Central y Modelo).
Hoy a esa cifra y sin esas tres clínicas hay que multiplicarla por lo menos por cuatro. Un dato aproximado que arroja el sentido común ya que no hay información oficial al respecto ante la triste ausencia de una dirección municipal de estadísticas prometida por el intendente Pisano; y no cumplida.
La más clara evidencia que la atención de la salud es de un nivel preocupante la brindan los propios dirigentes y funcionarios públicos que cuando necesitan un abordaje determinado se hacen tratar afuera.
La otra demostración de la falta de complejidad es la celebración de los viajes sanitarios. Es increíble que se festejen los vuelos sanitarios con informes de prensa y notas en los medios cuando en realidad lo que reflejan es precisamente la falta de complejidad del sistema de salud.
Entonces, la juventud de la médica que es una gran profesional le ha jugado una mala pasada.
Hay que saber que ir al hospital a veces se convierte en una tortura pues quien lo hace se encuentra en un estado de vulnerabilidad: desde sacar el turno (un problema que lleva más de 40 años) hasta la ruleta que a uno le toque un médico con ganas de cumplir con su misión de atender al paciente con amor y dedicación. Los hay de ambas características aunque parece ser que a los buenos no se los cuida adecuadamente.
Y que la gente no vaya a los centros barriales de salud tiene una sola causa: la falta de ideas del gobierno municipal para comunicar la oferta de esos lugares.
El otro frente de una misma problemática es la falta de un panorama real acerca del panorama de salud en Bolívar. Es un escenario enclenque por falta de cimientos, es decir, información y datos que nos orienten hacia una realidad.
Hay más casos de sífilis en Bolívar ahora al comparar la media histórica? Hay más casos de HIV en Bolívar que la media histórica? Si los hay se está actuando sobre estas graves problemáticas?
Si no es así Bolívar presentará pronto un negro horizonte oscurecido por la sífilis, el HIV y el consumo de drogas.
El Concejo Deliberante tiene que actuar de inmediato pues al gobierno municipal parece que no le importa.
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