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RECURSOS HUMANOS

7 estilos de liderazgo

¿Qué tipo de líder sos? Una guía rápida para identificar tus características de liderazgo y claves para desarrollar nuevas habilidades que te permitan superarte.

La capacidad para liderar se aprende y se perfecciona mediante un proceso de desarrollo, basado en una lógica de acción, que permite a los líderes ser integrales en varios campos, generar propuestas de crecimiento corporativo y colaborar con su dinamismo para afrontar los retos que el entorno competitivo y social le imponga.

Los expertos en consultoría David Rooke y William R. Torbert señalan en su libro Las siete transformaciones del liderazgo que lo que diferencia a un líder de otro no es tanto la filosofía del liderazgo, la personalidad o el estilo de gestión sino la lógica de acción interna, es decir, la manera en que un líder interpreta su entorno y reacciona cuando su poder o seguridad se ven amenazados. Sin embargo, pocos líderes intentan comprender su propia lógica de acción, y aún menos han explorado la posibilidad de cambiarla.

En el estudio publicado en Harvard Business Review en el 2005, los autores señalan siete estadíos de transformación por los que puede atravesar un líder:

1-Oportunista (¿Cómo puedo sobrevivir?)

2-Diplomático (¿Pertenezco a este lugar?

3-Experto (¿En qué me especializo?

4-Cumplidor (¿Soy exitoso?)

5-Individualista (¿Quién soy realmente?)

6-Estratega (¿En qué podemos contribuir para hacer la diferencia?)

7-Alquimista (¿Qué necesita el planeta?)

De las siete categorías, las tres primeras representan a los líderes que tienen menor desempeño corporativo, mientras quienes están en el medio de la lista son eficaces en la aplicación de estrategias de organización y los tres últimos son más innovadores y tienen la capacidad de transformar sus organizaciones y equipos de trabajo.

1) Oportunistas

Son aquellos que piensan únicamente en las ganancias personales considerando a las personas que trabajan para ellos como oportunidades que pueden ser explotadas y aprovechadas. Piensan que su comportamiento es el mejor en un medio ambiente altamente competitivo y reaccionan con rudeza cuando se les da retroalimentación. Pocos líderes que siguen esta lógica de acción logran que los subordinados permanezcan leales y trabajen contentos bajo su mando.

Si te identificas con este tipo de líder, podés transformarlo en un mejor liderazgo focalizándote en la contribución de los demás, reconocer el trabajo duro y recompensar el éxito. Es importante recordar que no hay un "yo" en un equipo de trabajo sino un "nosotros". El objetivo es alcanzar la humildad al reconocer si ha existido algún comportamiento inadecuado, aprender y seguir adelante.

2) Diplomáticos

Son más amables y se muestran más interesados en controlar su propio comportamiento que en las personas a su cargo. Tratan de evitar los conflictos a toda costa mostrándose excesivamente educados y bajo ningún concepto proporcionan retroalimentación negativa, crítica o toma decisiones impopulares por temor. La mayoría de ellos pueden encontrarse en los escalones más bajos de la gestión ya que en posiciones de alta responsabilidad no están preparados para enfrentar los conflictos que surjan con el puesto.

Si este es tu caso, reconocer que el conflicto puede ser saludable es un punto de partida. Estimular la discusión, generar ideas y animar a otros a expresar su opinión es parte de esa transformación. Esta situación puede también mejorarse realizando capacitaciones sobre cómo manejar situaciones conflictivas, o manejar personas difíciles para aprender a ser más firme y seguro.

3) Expertos

Estos líderes tratan de perfeccionar sus habilidades y por ello reciben el nombre de expertos. Se esfuerzan constantemente por alcanzar la perfección y presentan datos precisos para defender y aplicar sus ideas. Sin embargo, tienen una fuerte tendencia a considerarse los mejores en su campo, lo cual puede resultar problemático. Ellos consideran la colaboración como un medio para no perder un tiempo precioso y poseen la tendencia a tratar a sus subordinados con cierto aire despectivo.

Si te encontrás en este estadío, recordá que tenés mucho que ofrecer, pero será necesario que puedas sintonizar con tu inteligencia emocional. Pedir comentarios, opiniones, pensamientos de los demás cuando consideres una decisión a punto de hacer es un paso hacia adelante. Incluso si la opinión de los demás no se correlaciona con la propia, hacer preguntas abiertas tales como: "qué", "cómo", "cuándo", "qué pasa si", implican demostrar que estás realmente escuchando.

4) Cumplidores

Los cumplidores constituyen alrededor del 30% de los encuestados por Rooke & Torbert durante su investigación. Tienen una tendencia a pensar fuera de la caja para poner en práctica sus estrategias, están abiertos a la retroalimentación, brindan apoyo y son al mismo tiempo desafiantes. Son conscientes del hecho de que la resolución de cuestiones requiere de su capacidad de influir en la gente de manera positiva. Frente a diferencias surgidas en el lugar de trabajo, manifiestan la fuerte idea que las mismas se producen por errores de interpretación. Son muy buenos para el logro de objetivos empresariales a corto y largo plazo, lo cual les da la capacidad de retener a sus empleados.

Si sos un cumplidor, parar y pensar en las metas que estás configurando es una estrategia ideal. ¿Hay mejores maneras de hacer las cosas, puede ser un proceso más sencillo y aún más eficaz en cuanto al resultado? Tratá de no estar tan empantanado en los detalles; dar un paso atrás y pedir opiniones a los demás para poder permanecer centrado en el panorama estratégico. Utilizar técnicas con tu equipo de trabajo, como la tormenta de ideas, te ayudarán a pensar con mayor creatividad.

5) Individualistas

De acuerdo con estos líderes, no existe lógica de acción que no sea natural. Este modo de pensar les ayuda a comunicarse adecuadamente con las personas que possen otra lógica de acción. Suelen generar rispideces entre sus colegas porque consideran que no puede haber diferencias entre los valores de la organización y la forma en que el líder implementa sus acciones. Por lo tanto, a veces dejan de lado reglas que les parecen innecesarias.

Si estás en esta etapa, deberás invertir una gran cantidad de tiempo en el desarrollo de habilidades personales, que incluyan trabajar eficazmente con los demás. Debés parar y pensar en el impacto que vas a generar en tu entorno laboral y trabajar más en colaboración con la gente para lograr resultados dejando de lado la idea que esto pueda eventualmente retrasarte ya que será una buena inversión a largo plazo. También deberás trabajar sobre tu tendencia a no tener en cuenta los procesos y procedimientos que pueden ser considerados como rebeldía por tus colegas. Conseguir un mentor puede resultarte muy positivo.

6) Estrategas

Consideran las restricciones organizativas como aspectos cambiables, son muy buenos creando visiones compartidas que ayudan en la transformación tanto de la personalidad como de la organización. Ellos actúan como agentes de cambio en sus lugares de trabajo, creen en la colaboración y sus ideas de negocio poseen conciencia social.

Si este es tu caso, no caer en la complacencia es lo acertado ya que todavía hay más que aprender. Si tenés grandes habilidades de comunicación, desarrollar un liderazgo basado en la investigación elogiosa pondrá un equipo de trabajo eficiente a tu disposición. Para desarrollar tus habilidades aún más, podés construir una red que ponga a prueba tu forma de pensar, la cual te permitirá estar abierto a los desafíos y reflexionar sobre tu propia comprensión de una situación determinada antes de llegar a una decisión final.

7) Alquimistas

Tienen la capacidad de renovarse a sí mismos y a la empresa de manera considerable. Pueden manejar muchas situaciones a la vez, así como también entrar en discusión con superiores y subordinados. Usualmente se trata de personas carismáticas que mantienen altos estándares morales.

A pesar de ser un alquimista, todavía hay margen para que te desarrolles. Asegurate de no pasar por alto la importancia de la construcción de buenas relaciones, no importa lo ocupado que estés.

La transformación en los diferentes niveles de liderazgo puede llevarse adelante con el apoyo de las personas y de los acontecimientos externos, pero lo más importante es que el líder haga los cambios personales por sí mismo. Para ello, es fundamental que la persona examine sus patrones de liderazgo actuales y cambie la forma de comunicarse con los otros. A medida que avanzamos a través de las distintas etapas de desarrollo, tomamos los atributos positivos de cada uno con nosotros y liberamos gradualmente nuestros patrones de reacción personales basados en la inseguridad y en el ego.

En el camino hacia la transformación, lo más importante es que el líder haga los cambios personales por si mismo.

Graciela B. de Oto – Autora del libro “Encuentra tu pasión”

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