PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

El cuarteto es mundial

La UNESCO declaró al cuarteto como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, sumándolo a una lista donde Argentina ya tenía al tango (compartido con Uruguay), el filete porteño y el chamamé.

Así lo cuenta Enrique Avogadro, en su blog Pulmón Creativo

Patrimonio vivo: cómo transformar la identidad popular en una industria sostenible.

Hace unos años tuve la suerte de vivir una experiencia única, bastante difícil de explicar con palabras: el baile de la Mona Giménez en Forja, un espacio emblemático en Córdoba capital. Si bien tengo bastante recorrido en materia de fiestas y festivales, hubo algo excepcional esa noche en el ritual, los códigos compartidos y el cuerpo atravesado por la música. También tuve el privilegio, junto a un gran equipo, de organizar la presentación de la Mona frente al Obelisco, hermanando así a la Ciudad de Buenos Aires con Córdoba a través de su ídolo popular.

Recordé todo esto esta semana porque la UNESCO declaró al cuarteto como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, sumándolo a una lista donde Argentina ya tenía al tango (compartido con Uruguay), el filete porteño y el chamamé. Lo que durante décadas fue visto como música “de la periferia” se consolida ahora como uno de los símbolos más potentes de nuestra identidad contemporánea. Y, al mismo tiempo, esa decisión llega en una ola latinoamericana de patrimonio vivo donde la música, el circo, la religiosidad popular, la arquitectura vernácula y los oficios artesanales son parte de la misma conversación.

El recorrido del cuarteto condensa muchas de las claves del patrimonio vivo. El 4 de junio de 1943, el Cuarteto Característico Leo debuta en el auditorio de LV3 en Córdoba. Es la apuesta de Augusto Marzano, que deja su orquesta “Los Bohemios” para probar algo nuevo con su hija Leonor. “La Leo”, inventa el famoso tunga-tunga a los 11 años, imitando en el piano los tonos del contrabajo de su padre y sumando el acordeón para lograr esa base pegadiza que vuelve imposible quedarse quieto. Durante los años 50, el Cuarteto Leo se convierte prácticamente en sinónimo de cuarteto en Córdoba. Los bailes se expanden por la provincia; la música entra y sale de la ciudad y arma una red afectiva que atraviesa clases, edades y territorios. A fines de los 60 y durante la dictadura, el género sufre razzias, censura y prohibiciones radiales. Lejos de desaparecer, se enraíza más todavía en las barriadas, convirtiéndose en un refugio simbólico frente a la represión. Carlitos Rolán, el Cuarteto de Oro, la irrupción de La Mona Giménez con sintetizadores, vientos y percusión afro-latina, luego proyectos como Banda XXI, La Konga, Luck ra… Cada generación empuja el lenguaje un poco más allá, sin romper el pulso original.

El patrimonio inmaterial es una pieza fundamental de la cultura porque es la forma en que una comunidad organiza sus emociones, sus recuerdos, sus lenguajes y sus cuerpos en torno a una práctica compartida. Cada fiesta, cada baile, cada oficio se parece a un contrato no escrito entre generaciones: recibimos algo que otros cuidaron antes que nosotros y decidimos qué parte vamos a sostener, qué parte vamos a transformar y cómo vamos a entregarlo después. Al mismo tiempo, hablar de patrimonio inmaterial es hablar de trabajo, de economía creativa. Detrás de cada baile hay sonidistas, iluminadores, choferes, diseñadores, gastronómicos, comunicadores, programadores, productores; detrás de cada circuito festivo hay barrios que se activan, empleos que se generan, contenidos que viajan por plataformas y turistas que llegan buscando experiencias auténticas. Pensar el cuarteto como patrimonio y como industria creativa permite darle herramientas para sostenerse en el tiempo, distribuir mejor el valor que genera y evitar que la lógica del negocio termine vaciando de sentido aquello que lo hizo único.

Vamos a dedicar entonces el newsletter de hoy al patrimonio vivo, como siempre, pensando sus implicancias mucho más allá del propio sector. ¡Ojalá les guste y les de ganas de meterse por un rato en el baile!

Enrique Avogadro - Pulmón Creativo